A pesar de que el trastorno de uso de sustancia es un factor de riesgo bien reconocido para el suicidio, el contacto previo con los servicios que atienden esta patología ha recibido poca atención. Se presenta un estudio noruego realizado entre 2009 y 2016, que incluye todos los fallecimientos por suicidio entre personas que tuvieron contacto con servicios de tratamiento del abuso de sustancias en el año anterior al suicidio. Casi el 10% de las personas que se suicidaron en ese país habían contactado con este tipo de establecimientos durante el año previo. Se destacan las diferencias de género para el suicidio en los servicios de tratamiento del abuso de sustancias y la importancia de la colaboración y cooperación con los servicios de salud mental. Se hace hincapié en la necesidad de prestar mayor atención a la comorbilidad desde estos dispositivos, donde se debería realizar una valoración sistemática y el tratamiento de la misma.